EL SIGNIFICADO EN LAS ARTES VISUALES
Autor Erwin Panofsky
Capitulo 10 TEORÍAS DEL ARTE
Capitulo 10.4 “Las Artes Bellas”
“En la imagen no hay nada que adorar o venerar, ésta crece o disminuye en belleza por el ingenio del artista: imagines pro artificis ingenio in pulchritudine et crescunt et quodam mod minuuntur. La imagen no tiene valor porque represente un santo, sino porque está bien hecha y está compuesta con material precioso. Tomemos una imagen de la Virgen con el niño, nos dice Teodulfo; es sólo el titulus escrito debajo de la estatua el que nos dice que ésta es una imagen religiosa. La figura en sí representa una mujer con un niño en brazos, y podría tratarse prefectamente de Venus que lleva a Eneas, o Alcmena con Hércules, o también a Andrómaca con Astianactes. Dos imágenes que representan una a la Virgen, la otra a una diosa, similares por figura, color y material, difieren sólo por el título”
“Se trata de una afirmación verdaderamente vigorosa de la exclusiva plasticidad del lenguaje figurativo (que evidentemente está en contraste con la poética del la catedral y el alegorismo de la escuela de Suger). La estética de los Libros Carolinos es una estética de la pura visibilidad y es al mismo tiempo una estética de la autonomía de la obra figurativa. Es verdad que la polémica lleva aquí al autor a acentuar este valor, mientras que la cultura carolingia abunda en afirmaciones de desconfianza hacia la falsedad de ciertas fabulas paganas. De todas maneras, este texto está lleno de observaciones sobre obras de arte, vasijas, molduras, pinturas y miniaturas, trabajos de orfebrería, que revelan el gusto exquisito de su autor, junto con los episodios de amor por la poesía clásica de los que es rico el renacimiento carolingio.
Mientras los teólogos elaboran estos esbozos de teorías del arte, se formaba una rica literatura técnica mediante tratados y preceptos. Dos de los primeros manuales son el De coloribus et artibus romanorum y el Mappa clavicula, en los cuales los elementos técnicos se mezclan con las memorias del clasicismo y con fantasías del bestiario. Estos y otros tratados son, sin embargo, ricos en observaciones estéticas, que manifiestan la clara conciencia de un vínculo entre estético y artístico, y de notas sobre los colores, la luz las proporciones.
En el siglo XI tenemos, además, la famosa Schedula diversarum artium del monje Teófilo, descubierta por Lessing en la biblioteca de Wolfnbüttel. Para Teófilo, el hombre, creado a imagen de Dios, tiene la posibilidad de dar vida a las formas; el hombre descubre por casualiad y por reflexión en el propio ánimo las exigencias de la belleza, y en virtud de una ascensión fabril se convierte en dueño de una capacidad de arte”.
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